Creación – Big Bang – Guía Inteligente

La humanidad atrapada en un dilema

Por el momento, tanto la teoría del creacionismo como la teoría de la evolución son asuntos de fe, a pesar del esfuerzo de los científicos para encontrar una explicación racional a la existencia del universo y de los seres vivos que lo habitan, por ahora, solo en la tierra.

Para que algo evolucione tiene que existir el material evolutivo y para que el material evolutivo exista tuvo que haber sido creado. Nada puede surgir espontáneamente de la nada.

¿Lo que existe y evoluciona, lo hace siguiendo una ruta predeterminada, determinística o lo hace en forma estocástica? Esa es también otra gran pregunta.

¿Qué fue lo que creo Dios?

A lo largo de los siglos, en las diferentes latitudes, cada grupo social ha ideado su particular cosmología. Generalmente eran (son) los chamanes o los sacerdotes quienes imaginaban cómo funciona el universo, con la autoridad que estaban investidos, resultaba fácil enseñar a sus congéneres de a pie, quienes siempre los aceptaban como dogmas de fe, creándose así la tradición cosmológica-religiosa de cada grupo social.

Los sumerios, los egipcios, los griegos, los esquimales, los indostanos, etc. crearon sus propias cosmologías, cada uno de ellos más alucinante que la otra. A nosotros nos ha tocado heredar la tradición cosmológica judía, quienes a su vez lo heredaron de los sumerios, babilonios, egipcios; principalmente por haber sido los judíos sometidos a esclavitud por estos pueblos ancestrales.

Los primeros capítulos del libro del Génesis de la Biblia judía narra la creación del universo, esto es, de todo lo existente. A este libro se han allanado todas las sectas cristianas de oriente y occidente, en especial la católica y sus ramas protestantes, además de los mahometanos, aceptando la cosmología que allí se describe.

Todas estas cosmologías primitivas muestran a las entidades creadas como entes completos, totalmente funcionales. En el caso de los seres humanos con libre albedrío para discernir entre el bien y el mal, es decir, deja a los humanos la tarea de elaborar su propia tabla ético-moral pero asumiendo las consecuencias. No contempla el “libre albedrío” que a veces observamos en la naturaleza inerte.

Sin embargo, lo que observamos en la naturaleza, nada es un ente total, nada está en completa clausura, la interdependencia es universal.

Todo está formado por sub partes (sub sistemas) mutuamente dependientes. Los cuerpos están formados por órganos, los órganos por tejidos diferentes, los tejidos son conjuntos de células idénticas auto organizadas, las células son conjuntos de moléculas, las moléculas están formados por átomos y iones, los átomos están formados por quarks y leptones.

¿Creó Dios a seres completos, funcionales o creo los quarks y leptones para que de allí surja todo lo existente?

Aun si la teoría del Big Bang, propuesta por el sacerdote católico Georges Lemaître fuese cierta, para que haya ocurrido, se requirió la pre existencia del punto singular que explotó. Para que el punto singular haya existido, éste tuvo que ser creado. La genesis del universo mediante el big bang elimina la posibilidad de la existencia del espíritu.

Si las cosas que existen en el universo están en constante evolución, Dios tuvo que haber creado todos los instrumentos necesarios para que funcionen tal y como lo vemos formarse y evolucionar, enfatizando que las emociones animales, entre estas las humanas, son el comportamiento físico-químico de alguna organización de materia subatómica yacente en los organismos vivos. Tales instrumentos tendrían que ser los siguientes:

  1. Las leyes de la física, la química, la biología y la psicología y el lenguaje para interpretar tales leyes: las matemáticas.
  2. La tabla periódica de los elementos.
  3. Los leptones y los quarks, materia prima de todo lo existente, incluido el espíritu.
  4. Memorias que contengan las tablas de programación de la organización y función atómica de cada molécula.
  5. Memorias que contengan las tablas de programación de la organización y función molecular de cada tejido.
  6. Memorias que contengan las tablas de programación de la organización y función de los tejidos en cada organismo.
  7. Memorias que contengan las tablas de programación de la organización y función de cada organismo en cada cuerpo autónomo.
  8. Tabla con las características de la hembra y el macho para propósitos reproductivos.
  9. El reloj universal que administre la frecuencia de oscilación de cada elemento, de cada compuesto, de cada cuerpo, de cada interrelación.

Entiéndase por “programa” la secuencia de eventos que deben ocurrir y el instante preciso de su ocurrencia. Se trataría de un conjunto finito (o quizás infinito) de hojas de programación que hoy sabemos residen en las moléculas del ADN y ARN de los seres vivos, con la atingencia que también existan para los cuerpos inanimados.

Desde esta perspectiva, vemos a Dios, no como un ser funcional, sino como al conjunto de leyes físico-químicas-biológicas-psicológicas que actúan sobre los elementos modificándolos acorde a circunstancias específicas, cuando confluyen las causas para su ocurrencia. Dios no puede ser bueno ni malo, él mismo estaría auto-sujeto a sus propias leyes.

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Scroll to Top