Salto de la doxa al logos

¿Cuándo ocurrirá el salto de la doxa al logos?

En términos generales, la sociedad occidental tiene como guía moral, en especial las normas que rigen los estados y sus gobiernos, a dos constructos: el judaísmo por medio del Antiguo Testamento, y el cristianismo, por medio del Nuevo Testamento, es decir la Biblia en sus diferentes versiones. Versiones generadas por la impronta de cada traductor o por la visión teológica de sus mentores, especialmente en sus etapas primitivas. Traducciones y versiones que han tenido como consecuencia millares de sectas antagónicas hasta el paroxismo de la guerra. Actualmente, los enemigos más encarnizados son las llamadas religiones abrahámicas. Son estas religiones las que han devenido en nuestras guías ético-morales, además de constituirse en modelos de nuestros sistemas de leyes, nuestros sistemas de producción, nuestras deidades, nuestros ídolos, nuestras fiestas, nuestros ritos y en general, todas nuestras creencias, sin jamás preguntarnos si son verdades o son mitos.

Mi tesis: nuestra “guía moral” no está funcionando, más bien es la causa de la desbordada corrupción en cada estrato de nuestras sociedades. El avance, muy lento, de la racionalidad, ha comenzado a negar mitos que les son inconvenientes, pero mantienen intacta su creencia en el Cielo y en todas las divinidades que les son propicias.

Un error de traducción nos regaló una virgen súper venerada; y como mayor premio: nos puso a la madre de Dios para idolatrarla. Hoy, más de dos mil doscientos millones de fieles entre católicos y protestantes, son el resultado de asignar un significado, que, si es joven, puede ser virgen. Eh aquí, la impronta del traductor. (Alguien dirá: eh ahí, la madre del cordero.)

Traducción del Tanaj hebreo original

“Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la joven concebirá y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.” (Isaías 7:14)

Traducción de la Biblia Griega o Septuaginta (Traducción del Tanaj escrito en hebreo al griego en el siglo III AC.)

“Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.” (Isaías 7:14)

El contexto de la profecía de Isaías está referido a la amenaza que se cernía sobre Jerusalén, que podía ser sitiada. La intención de Isaías era animar al rey y a los defensores de Jerusalén para que no desmayen en su defensa, en este contexto, no existe relación alguna con el nacimiento de Jesús. (Leer Isaías capítulo 7)

Los judíos, usuarios directos del Tanaj, nunca relacionaron la profecía de Isaías con el nacimiento de Jesús.

Sin embargo, basado en esta “profecía”, se ha construido la Iglesia cristiana (catolicismo y protestantismo) con más 2,200,000,000 de fieles en un gran número de naciones en todo el mundo, de los cuales, nosotros somos uno de estos.

Pablo de Tarso, de origen judío, de lengua materna el griego, criado según la tradición griega en Turquía, usó la Septuaginta, que viene a ser el Tanaj hebreo o el Antiguo Testamento para gestar el Nuevo Testamento. La diáspora judía usaba la Septuaginta, traducción del Tanaj hebreo, como su libro sagrado. Así es como el cristianismo, con el Nuevo Testamento, no es otra cosa que el sincretismo de la mitología greco-judía.

Siendo que el cristianismo está fundado en una secuencia de mitos, tales como la virginidad de María, la base fundamental del cristianismo, junto con la resurrección de Jesús y su subsiguiente ascensión al Cielo y estar sentado a la diestra de Dios Padre, debemos admitir que la construcción de las religiones cristianas obedecen a la creencia en mitos, sobre las cuales se ha construido una teología que pretende otorgar visos de realidad, pero al no lograrlo, se ha apelado a un “ukase” incuestionable: a los “dogmas de fe”. Así es como se rige la vida en el occidente cristiano, con todas sus consecuencias. Advierto, pues, que, a pesar del gran salto que dieron los griegos pre socráticos y socráticos en la comprensión de la naturaleza, en el mundo cristiano está pendiente dar el gran salto de la doxa al logos, del mito a la realidad, de la superstición a la racionalidad.

No debe extrañar, pues, algún paralelismo que encontramos entre el juicio a Sócrates y el juicio a Jesús, y la muerte de ambos, en la gestación del Nuevo Testamento. Tampoco debe extrañar la gran influencia platónica en los primeros príncipes o doctores de la iglesia cristiana como: Clemente de Alejandría, Orígenes de Alejandría, San Agustín de Hipona, San Gregorio de Nisa, etc.

Mucho menos aún debe extrañar la enorme influencia de Aristóteles en la iglesia cristiana, durante la larga duración de la escolástica en la Edad Media, muy en especial en la religión católica a través de Santo Tomás de Aquino, el máximo referente del escolasticismo.

Hoy, la cultura occidental y cristiana, prácticamente no existiría si no se hubiese tenido la influencia directa de Sócrates, Platón y Aristóteles, pero, obviamente, reinterpretados, tal como lo hiciera Pablo de Tarso con respecto a Jesús, para presentarlo en el mundo de los gentiles.

Con el gran salto de “la doxa al logos”, a la racionalidad, es de esperar la correcta interpretación del fenómeno de la corrupción y la conciencia humana, el crimen y castigo tendrá otros moldes y otras consecuencias.

Por hoy, este es nuestro mundo con el cual debemos de lidiar.

Grocio Herrada Vigo

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